Estamos asistiendo a una elección distina no solo por cuestiones que hacen a la diferencia de votos que ésta vez, en elecciones primarias, está logrando el oficialismo. Sino que el hecho más destacable es la fragmentización que se ha percibido en la oposición. Una oposición preocupada más en negar y criticar que en sus propias campañas. Sin olvidar que existe una polarización encubierta entre dos ideologías pero con más de tres candidatos que la representan. Tengamos en cuenta que si hilamos fino, es el peronismo propiamente dicho que compite con tres alternativas (Cristina Kirchner con el FPV, Eduardo Duhalde con Unión Popular y Alberto Rodríguez Saá con Compromiso Federal) las tres listas compiten lisa y llanamente con el Radicalismo representado por Ricardo Alfonsín.
Por otro lado se ha visto una campaña pobre, con la ausencia de debate que permitan poder asir las ideas de cada candidato y contraponerlas con las de su opositor. Sumado a ello tenemos la incidencia, a veces hasta descarada y demasiado evidente, de los medios nacionales yendo detrás de un candidato o ninguneando por completo a otros, estableciendo operaciones de prensa para posicionar de mejor manera un candidato según la conveniencia de sus intereses.
No hablaremos demasiado de las irregularidades. Estas siempre han existido y difícilmente dejen de existir. Las mismas han sido un distintivo penoso de toda elección democrática en nuestro país con votantes que ya no están en ésta vida (para ser mas claro “Votaron los hasta los muertos”), con el robo de boleta (práctica tan antidemocrática y absurda), con la demora intencional en la entrega de boletas de ciertos candidatos en los distritos donde éstos a su vez eran más fuertes. Ni hablar la información tendenciosa hasta en los mismos escrutinios. Todo, completamente todo, son gajes de la mala práctica política de quienes conllevan el poder, pero no es un mal exclusivo de ellos; en realidad nadie está exento de ello mientras tenga poder, es un mal de nuestra raza política.
Destaco la voluntad del pueblo que acudió masivamente y no desmereció éstas internas primarias. Destaco la camaradería de los adversarios al reconocer el notorio triunfo del actual gobierno. Destaco y celebro que la democracia se exprese de esta forma, plena, con amplia participación y gran entusiasmo del pueblo argentino.
Pendientes quedarán ciertas cuestiones que aún como país no hemos madurado. Entre ellas, el reconocer que el pueblo argentino necesitar saber de las propuestas de los candidatos, no con palabras bonitas y spots de campañas, sino con debates interesantes, con presentación de proyectos políticos basados en propuestas contundentes y detalladas.
Pendiente quedará también la manera de corregir o controlar de manera más efectiva ciertas prácticas viciadas de una falta de democracia como el robo de boletas y la falta de transparencia en los padrones, sobre todo en el gran conurbano bonaerense.
Cuestiones pendientes que sólo, llegada la madurez de nuestros políticos, podrán ser salvadas en pos de una Argentina mejor.
